Himno de Laudes de Semana Santa.

Jesús de María,
Cordero Santo,
pues miro vuestra sangre,
mirad mi llanto.

¿Cómo estáis de esta suerte,
decid, Cordero casto,
pues, naciendo tan limpio,
de sangre estáis manchado?
La piel divina os quitan
las sacrílegas manos,
no digo de los hombres,
pues fueron mis pecados.

Bien sé, Pastor divino,
que estáis subido en lo alto,
para llamar con silbos
tan perdido ganado.
Ya os oigo, Pastor mío,
ya voy a vuestro pasto,
pues como vos os dais
ningún pastor se ha dado.

¡Ay de los que se visten
de sedas y brocados,
estando vos desnudo,
sólo de sangre armado!
¡Ay de aquellos que manchan
con violencia sus manos,
los que llenan su boca
con injurias y agravios!

Nadie tendrá disculpa
diciendo que cerrado
halló jamás el cielo,
si el cielo va buscando.
Pues vos, con tantas puertas
en pies, mano y costado,
estáis de puro abierto
casi descuartizado.

¡Ay si los clavos vuestros
llegaran a mí tanto
que clavaran al vuestro
mi corazón ingrato!
¡Ay si vuestra corona,
al menos por un rato,
pasara a mi cabeza
y os diera algún descanso!

 

 

 

 

 

Himno Crux fidelis, en español

 

 

CRUX FIDELIS – OH CRUZ FIEL

¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

De agnóstico a protestante y de protestante a católico y sacerdote P. John Bartunek LC

 

Hace tres meses, con 35 años de edad, fui ordenado sacerdote en Roma, el día de Nochebuena. Para mí fue la culminación de un largo viaje espiritual que me llevó del el agnosticismo y el protestantismo hasta el Catolicismo y eventualmente al seminario. Así es como sucedió:
Crecí en una familia que hacía hincapié en valores como la honestidad y el trabajo, pero no teníamos formación religiosa alguna. Mi madre murió cuando yo era solamente un niño y mi padre desconfiaba de las organizaciones religiosas. Sin embargo, a través de la influencia de mi hermana mayor y de algunos buenos amigos, cuando tenía14 años tuve una experiencia de "renacimiento" en una iglesia protestante, en otras palabras, me convertí en creyente de Jesús y en la inspiración de la Biblia.

Mi padre no estaba muy contento con estos últimos acontecimientos, por lo que después de un corto año de relación con aquella iglesia, tuve que dejarla detrás y me convertí en un cristiano "de incógnito", aún rezaba y leía la Biblia por mi cuenta, pero no iba a la Iglesia.
Algunos años más tarde, me fui a la Universidad de Stanford, cerca de San Francisco, California. Estaba muy lejos de mi natal Cleveland, Ohio, por lo que me sentí libre de practicar la religión que yo quisiera. Así es que una vez más empecé a asistir a la Iglesia.
Mientras estaba en Stanford, tuve mi primer y definitivo encuentro con el catolicismo. Yo estaba estudiando Historia, y mis estudios me llevaron a Europa. Viví siete meses en Florencia, Italia y cuatro meses Cracovia, Polonia. Tanto Italia como Polonia son países profundamente católicos, y mientras estuve ahí, entré en contacto con el arte, historia y fe católicos. A pesar de que mis pastores protestantes trataron de enseñarme que los católicos no son auténticos seguidores de Cristo, mientras estuve en Europa empecé a ver por mí mismo que la Iglesia Católica no solamente está centrada en Jesucristo, sino que es, de hecho, la propia Iglesia que Cristo fundó sobre la piedra de san Pedro.

Durante ese año, empecé a enamorarme de la Iglesia, suena gracioso, pero es cierto, literalmente empecé a sentirme inmerso en ella. Empecé a estudiar la historia de la Iglesia a profundidad. Empecé a rezar el rosario, a asistir a misa… poco a poco Dios me enseñaba el camino de mi vocación, porque mientras más aprendía, más me enamoraba, y finalmente alcancé el punto en el que sentí un deseo profundo de dar mi vida enteramente al servicio de Dios y su Iglesia.
Poco tiempo después, un amigo me dio un folleto sobre los Legionarios de Cristo. Leí la oración por las vocaciones que estaba en la parte de atrás del folleto, una oración escrita por Nuestro Fundador, el P. Marcial Maciel, que resumía todo lo que Dios había puesto en mi corazón. Entonces supe que Dios me había creado para ser su legionario. La oración es la siguiente:
«Concédenos la gracia de tener santos sacerdotes, sacerdotes que vivan de cerca la Eucaristía, con vidas espirituales profundas, que trabajen y sufran pero con corazones alegres; sacerdotes que den cada momento de sus vidas por la salvación de las almas y el triunfo de Tu Reino. Amén».

Leí esta oración por primera vez hace 11 años y, tres meses más tarde, entré al candidatado legionario. Ahora, después de 11 años de formación llena de gracias de Dios, fui ordenado sacerdote y es tiempo de vivir esa oración en mi propia vida, por la salvación de las almas y por el triunfo del Reino de Dios.
Fuente: http://www.vocacion.org

Secuencia de la Misa de difuntos “Dies Irae”

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla;
Teste David cum Sibylla.

Quantus tremor est futurus,
Quando judex est venturus,
Cuncta stricte discussurus!

Tuba, mirum spargens sonum
Per sepulchra regionum,
Coget omnes ante thronum.

Mors stupebit, et natura,
Cum resurget creatura,
Judicanti responsura.

Liber scriptus proferetur,
In quo totum continetur,
Unde mundus judicetur.

Judex ergo cum sedebit,
Quidquid latet, apparebit:
Nil inultum remanebit.

Quid sum miser tunc dicturus?
Quem patronum rogaturus,
Cum vix justus sit securus?

Rex tremendae majestatis
Qui salvandos salvas gratis,
Salva me, fons pietatis !

Recordare, Jesu pie,
Quod sum causa tuæ viæ:
Ne me perdas illa die.

Quærens me, sedisti lassus:
Redemisti Crucem passus:
Tantus labor non sit cassus.

Juste judex ultionis,
Donum fac remissionis
Ante diem rationis.

Ingemisco, tamquam reus:
Culpa rubet vultus meus:
Supplicanti parce, Deus.

Qui Mariam absolvisti,
Et latronem exaudisti,
Mihi quoque spem dedisti.

Preces meæ non sunt dignæ:
Sed tu bonus fac benigne,
Ne perenni cremer igne.

Inter oves locum præsta,
Et ab hædis me sequestra,
Statuens in parte dextra.

Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.

Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.

Lacrimosa dies illa,
Día de lágrimas aquel día
Qua resurget ex favilla.

Judicandus homo reus:
Huic ergo parce, Deus.
Pie Jesu Domine,
Dona eis requiem. Amen.

Oración por las Víctimas del Aborto

Santa María, Madre de Dios y de la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, tu fuiste elegida por el Padre para el Hijo a travéz del Espíritu Santo.
Tu eres la Mujer vestida con el sol a punto de dar a luz a Cristo mientras Satanás, el Dragón Rojo, espera para devorar vorazmente a tu Hijo.
Lo mismo hizo Herodes buscando destruir a tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, masacrando muchos niños inocentes en su intento.
Lo mismo hace hoy el aborto, matando millones de niños inocentes y explotando a sus madres en su ataque contra la vida y contra la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.
Madre de los Inocentes, alabamos a Dios en tí por Sus regalos a tí de tu Inmaculada Concepción, libre de pecado, llena de gracia; tu maternidad de Dios y de la Iglesia, tu Perpetua Virginidad y tu Ascención al Cielo en cuerpo y espíritu.
O Auxilio de los Cristianos, te rogamos protejas todas las madres de los aún no nacidos y a los niños en su vientre. Suplicamos tu ayuda para que se termine este holocausto del aborto.

Santa Madre, rogamos a tu Inmaculado Corazón por todas las madres y todos los niños aún no nacidos para que ellos puedan tener vida aquí en la tierra y por la tan Preciosa Sangre derramada por tu Hijo que puedan tener vida eterna con El en los cielos. También oramos a tu Inmaculado Corazón por todos los que realizan los abortos y los que los apoyan, para que se conviertan y acepten a tu Hijo, Jesucristo, como su Señor y Salvador. Defiende a todos tus hijos en la batalla contra Satanás y todos los malos espíritus en estos tiempos de oscuridad.

Deseamos que los inocentes niños aún no nacidos y que mueren sin el Bautismo pudieran ser bautizados y salvados. Te pedimos que obtengas esta gracia para ellos y el arrepentimiento, reconciliación y el perdón de Dios para sus padres y sus asesinos.
Que sea revelado una vez mas en el mundo el poder del Amor. Que él ponga fin al mal. Que transforme conciencias. Que tu Inmaculado Corazón revele para todos la luz de la esperanza. Que Cristo Rey reine sobre todos nosotros, nuestras familias, ciudades, estados, países y la humanidad completa.
O clemente, O llena de amor, O dulce Virgen María, escucha nuestras plegarias y acepta este clamor desde nuestros corazones!

Nuestra Señora de Guadalupe, Protectora de los aún no nacidos, Ruega por nosotros!

Oración por la Familia.

Padre Dios, que eres unidad y amor,
te pedimos por nuestra familia;
que no falte pan y trabajo,
y reine siempre la armonía y la unión.
Inspíranos en los momentos difíciles
una solución de amor y bien.
Que todos nos tratemos
siempre con respeto y delicadeza.
Que los hijos obedezcan y quieran a sus padres,
que los abuelos sean venerados y respetados,
que los padres dialoguen y
siempre se demuestren cariño.
María, Madre de Jesús, vela por la salud,
bienestar y unión de nuestra familia
y de todas las familias.
Amén.

POR MARÍA, LA BENDICIÓN DEL PADRE A BRILLADO SOBRE LOS HOMBRES

Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. ¿Y qué puede haber más sublime que esta alegría, oh Virgen Madre? ¿O qué puede haber mas excelente que esta gracia, que, que tú sola has alcanzado de Dios? ¿O qué puede imaginarse más amable o espléndido que esta gracia? Nada puede equipararse a las maravillas que en ti vemos realizadas, nada hay que iguale la gracia que tú posees; todo lo demás, por excelente que sea, ocupa un lugar secundario y goza de una excelencia claramente inferior.

 

El Señor es contigo; ¿quien, pues, se atreverá a competir contigo? De ti nacerá Dios; ¿quién, por tanto, no se reconocerá al momento inferior a ti y no admitirá  de buen grado tu primacía y superioridad? Es por esto que, al contemplar tus eminentes prerrogativas, que superan las de cualquier otra creatura, te aclamo lleno de entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. por ti a venido la alegría, no sólo a los hombres, sino también a los mismos coros celestiales.

Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva y has hecho que Adán, que yacía postrado bajo el peso de la maldición, alcanzara, por ti, la bendición.

 

Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres, librándonos de la antigua maldición.

Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, alcanzan la salvación tus progenitores; pues has de dar a luz a aquel que les obtendrá la salvación divina.

Verdaderamente bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, sin concurso de semilla, has producido aquel fruto que esparce la bendición sobre el orbe de la tierra, redimiéndola de la maldición que le hacía producir espinas y abrojos.

Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, siendo por condición natural una mujer como las demás, llegarás a ser en verdad Madre de Dios. Efectivamente, si el que ha de nacer de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, con toda razón eres llamada Madre de Dios, ya que realmente das a luz a Dios.

Llevas en la intimidad de tu seno el mismo Dios, el cual mora en ti según la carne, y sale de ti como un esposo, trayendo a todos la alegría y comunicando a todos la luz divina.

Pues en ti, oh Virgen, como en un cielo nítido y purísimo, ha puesto Dios su tienda; y saldrá de ti como el esposo de su alcoba; y, cual gigante que emprende su carrera, recorrerá el camino de su vida, provechosa en todo para todos, alcanzando con su giro del término del cielo hasta el confín, llenándolo todo de su calor divino y de su resplandor vivificante.

De las Disertaciones de San Sofronio, obispo

Colossians 2:9-10“For in Christ all the fullness of the Deity lives in bodily form, and you have been given fullness in Christ, who is the head over every power and authority.”

Brought to you by BibleGateway.com. Copyright (C) NIV. All Rights Reserved.

Pe Gregorius Bayer – Ave Maria – Nós Vos Adoramos

Oración del año Sacerdotal

Señor Jesús:

En San Juan María Vianney Tu has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral.

Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal.

Haz
que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía;
aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es
tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es
consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es
necesario luchar con fuerza contra el Maligno.

Haz, Señor Jesús,
que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto
es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres
entregar a aquellos que escuchan tu llamada.

Haz también que en
nuestras comunidades – como en aquel entonces la de Ars – sucedan
aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un
sacerdote sabe “poner amor en su parroquia”.

Haz que nuestras
familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa – donde
puedan encontrar siempre a tus ministros – y sepan convertir su casa
así de bonita como una iglesia.

Haz que la caridad de nuestros
Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera
que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el
Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.

Pero sobre
todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de
que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las
mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:

“Te amo, mi Dios, y mi solo deseo
es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable,
y prefiero morir amándote
antes que vivir un solo instante si amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido
es aquella de amarte eternamente.
Dios mío, si mi lengua
no pudiera decir que te amo en cada instante,
quiero que mi corazón te lo repita
tantas veces cuantas respiro.
Ti amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mi,
y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo”. Amen.

De la imitación de Cristo

¡Oh, cuán presto se pasa la gloria del mundo! Pluguiera a Dios que su vida concordara con su ciencia, y entonces hubieran estudiado y leído bien. ¡Cuántos perecen en este siglo por su vana ciencia, que cuidan poco del servicio de Dios! Y porque eligen ser más grandes que humildes, por eso se hacen vanos en sus pensamientos.
Verdaderamente es grande el que tiene gran caridad. Verdaderamente es grande el que se tiene por pequeño y tiene en nada la más encumbrada honra. Verdaderamente es prudente el que todo lo terreno tiene por estiércol l (Phil., 3, 8) para ganar a Cristo. Y verdaderamente es sabio el que hace la voluntad de Dios y deja la suya.